jueves, 29 de diciembre de 2016

A traxedia do Ariete - La tragedia del Ariete

Naufraxio nas costas Galegas o 25 de Febreiro do ano 1966 do destructor Ariete.

Fue entregado a la Armada el 7 de febrero de 1961 en Ferrol.1 Fue asignado junto con los demás buques de la misma clase a la 31 escuadrilla de Escolta con base en Ferrol.
El 25 de febrero de 1966, mientras navegaba de Ferrol a Cartagena, se vio sorprendido por olas de 12 metros. 


 Han pasado más de 41 años desde que el destructor D-36 Ariete, de la clase Audaz, que navegaba de Ferrol a Cartagena, fue sorprendido por olas de 12 metros. Llegó hasta las islas Cíes, frente a Vigo, pero el viento roló súbitamente y lo empujó de nuevo a Carnota, 60 kilómetros al norte. El tripulante de un petrolero murió al intentar remolcarlo. También fracasó la fragata F-42 Legazpi, uno de cuyos marineros perdió un brazo. El Ariete se fue hacia tierra y encalló a 200 metros de la costa. Era la última hora de la tarde.

Esa tierra era la punta rocosa de la playa de Ardeleiro, en el extremo de la llamada Costa da Morte, donde para conmemorar el 40 aniversario del embarrancamiento, se reunieron 48 hombres ya jubilados, con visera de la Armada y un espíritu de pandilla juvenil que les hizo gritar mientras se sacaban la foto: “¡Viva el Ariete, que vale por siete!”. Los 48 formaban parte de los 166 tripulantes de la fragata Ariete, de la Armada, que en medio de un furibundo temporal encalló junto a la playa de Ardeleiro, el 25 de febrero de 1966. La población de Lira se echó al mar y logró rescatar con vida a todos, una gesta que le valió a Carnota la consideración oficial de pueblo humanitario.



Decenas de hombres y mujeres acudieron a la playa, y entre el fuerte oleaje que embestía las peñas, ayudaron a enganchar el cabo tras horas de desesperación. Al caer la noche, dos tractores iluminaron la costa. Como el Ariete había perdido los botes salvavidas, la tripulación se las ingenió con unos grandes canastos que había a bordo para deslizar a la gente a tierra. “Las mujeres se ataban sacos a la cintura para aguantar la presión. Había tal compañerismo que nadie quería ir primero”, relata Mendoza. “Al llegar a la playa, volaban las botellas de coñac que habían traído los vecinos”.



Supervivientes del naufragio del destructor D-36 Ariete 




Homenaje en Lira - Carnota (A Coruña)

jueves, 15 de diciembre de 2016

A ILLA DE AROUSA

La Isla de Arosa1 (en gallego y oficialmente A Illa de Arousa),2 es una isla de la ría de Arosa y un municipio español, situado en la provincia de Pontevedra (Galicia). Según el INE de 2011, la población de la isla era de 5 020 habitantes.
La población se reparte en varios barrios, y sus lugares de mayor interés son el entorno del faro, la isla Areoso (cercana a la Isla de Arosa) y el parque natural de Carreirón, que está catalogado como zona de especial protección para las aves por las poblaciones de garza real, entre otras aves que habitan en la isla. 


Tiene cinco puertos, siendo puerto Xufre el más importante, también son importantes los muelles de El Campo, Chazo y Cabodeiro. El mirador del Santo es el punto más alto de la isla, desde donde se puede contemplar el pueblo, su actividad turística y comercial, y además la belleza del lugar. San Julián de la Isla de Arousa es la única parroquia de esta isla. Algunas de sus playas son El Área da Secada, La Lavanqueira, El Bao, Camaxe, Carreirón, Espiñeiro y O Cabodeiro.


Hay numerosos documentos de que esta isla fue habitada desde los primeros tiempos del Paleolítico y de la Edad del Bronce. En una de sus playas (Los Bufos), se localizó una necrópolis romana. De la época romana también se tiene constancia de una villa romana situada en las inmediaciones de la punta de El Naso.

En los primeros siglos fue invadida por los normandos y los musulmanes. En el año 912 la mitad de la isla pasó a pertenecer al monasterio de los benedictinos de San Martín Pinario (Santiago de Compostela), bajo la donación del obispo Sisenando, tal y como consta en los documentos del monasterio. En el año 929, el rey Alfonso IV fundó un monasterio bajo la advocación del mártir San Julián. En el siglo XII, la invasión de los musulmanes hizo que Gelmírez ordenase la construcción de naves para defender toda la costa, convirtiéndose la isla en un punto de encuentro para echar a los invasores.
A partir de 1845 se desarrolló la industria de salazón y pesca de sardina, de la cual eran testigos las fábricas salazoneras, llegando a haber más de siete, germen de la explotación conservera de mediados del pasado siglo. En 1873, con las reformas administrativas, perdió su condición de municipio, y pasó a formar parte del de Villanueva de Arosa, al que estuvo unida hasta su secesión, excepto durante un corto período de tiempo cuando formó parte de Villagarcía de Arosa (desde 1935 hasta 1945). En 1879 se inauguró la fábrica de salazón Goday, siendo la segunda implantada en Galicia.
 Debido al gran desarrollo de la isla, en el año 1985 se construyó el puente que la une al continente. Esta fecha marcó el fin del aislamiento secular, convirtiendo a la isla en un paraíso turístico. El puente fue inaugurado el 14 de septiembre de 1985, y dinamizó enormemente la economía de la población, ya que antes los desplazamientos hacia la península se realizaban en pequeños barcos de vapor con horarios determinados, y en motoras. En el año 1900, la isla tenía una población de 1900 habitantes, y en el año 2007 la cifra de población llegaba a 4.889 personas. El censo de 2009 registraba 4.982 habitantes,5 y el de 2010 marcaba exactamente 5.000.6 El lema para pedir el puente había hecho referencia a 6000 habitantes.



En 1997 accedió a un gobierno municipal independizándose de Villanueva de Arosa, debido a la presión social desarrollada por sus vecinos, siendo actualmente el municipio más joven de Galicia (el 315º) y el único municipio insular de Galicia.



martes, 13 de diciembre de 2016

ISLAS CÍES - GALICIA

Las islas Cíes, pertenecientes al municipio de Vigo, forman un archipiélago situado en la boca de la ría del mismo nombre, en las Rías Bajas gallegas, en la Provincia de Pontevedra (España), formado por tres islas: Norte o Monteagudo, Del Medio o do Faro y Sur o San Martín. Las dos primeras se encuentran unidas artificialmente por una escollera y naturalmente por el arenal de la Praia de Rodas. Están orientadas según un sistema de fracturas paralelo a la costa en dirección N-S. Distan aproximadamente 14,5 km de la ciudad de Vigo. Fueron declaradas parque natural en 1980, y están incluidas en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia creado en 2002.


En febrero del año 2007 el periódico británico The Guardian eligió la playa de Rodas como «la mejor playa del mundo».
En noviembre del año 2013 el Ayuntamiento de Vigo inició los trámites para que las Islas sean declaradas Patrimonio de la Humanidad.
 El archipiélago está formado por tres islas: la Isla de Monteagudo o Illa Norte, la Isla Do Faro o Illa do Medio y la de San Martiño o Illa Sur.
La isla de Monteagudo está separada de la costa del cabo Home, en la península del Morrazo, por el canal Norte, y de la isla de San Martiño por un estrecho de aproximadamente 500 metros conocido como Freu da Porta. Mientras, la isla do Faro ha acabado unida a la isla Norte por una acumulación de arena en la parte interior del archipiélago, en la cara este de las islas, que forma la playa de Rodas, de 1200 metros. Al subir la marea, el agua pasa entre las dos islas por la cara oeste y, taponada por la playa, se llena la albufera formada entre el arenal y las rocas. El pico más alto se encuentra en la zona norte de la isla de Monteagudo, en el Alto das Cíes, de 197 metros de altitud y tiene una superficie emergida de 434 hectáreas.

Historia

Las Islas Cíes en el municipio de Vigo, al que pertenecen. Sin embargo no forman parte formalmente de ninguna parroquia.
En la antigüedad fueron llamadas Siccae ('áridas'). Desde la antigüedad, los hombres visitaron y habitaron las Islas Cíes. Se han encontrado en las Cíes restos arqueológicos que datan la presencia humana sobre el 3500 a. C., si bien los restos del primer asentamiento humano de que se tiene constancia son un castro de comienzos de la Edad de Hierro. También se tiene constancia de un asentamiento que data de la Edad de Bronce (entre el 500 y el 100 a. C.), es un castro situado en las laderas del monte Faro.
Por allí pasaron los romanos, dejando restos como un anillo de oro datado en el siglo II de nuestra era, así como ánforas, cerámica y diversos útiles que se exponen hoy en el Museo de Pontevedra, así como escritos de Estrabón, Plinio o Diodoro. Existen leyendas que mencionan la presencia de Julio César en su lucha contra los Herminios, como la relatada por Dion Casio en su controvertido libro 'Historia romana'. Según este, Cayo Julio César tomó parte en diferentes batallas en la Península Ibérica a torno al año 60 a.C.. Una de ellas contra los lusitanos del monte Herminius –hoy Serra da Estrela–, al centro de Portugal, tierra que también vio nacer al guerrero Viriato. Un grupo de estos guerreros lograron escapar al norte y refugiarse en las islas Casitérides de Albiano y Lancia -hoy Cíes, Monteagudo y San Martiño-. Julio César, ávido de victorias, los persiguió y embarcó el 24 de agosto desde el puerto de Erizana (hoy Bayona) al mando de dos galeras y ochenta balsas dispuesto a exterminar a los refugiados. Lo abrupto de la costa y el gran número de enemigos, le hicieron desistir. En la misma playa de Rodas, Julio César se mostró incapaz de doblegar por las armas a los herminios y no le quedó más solución que rendirles por el asedio y el hambre, rodeándola y asentándose en la isla del Medio. Finalmente, dejando atrás muchos muertos y enfermos, los debilitados herminios claudicaron y pidieron la paz. Por fin Julio César pudo desembarcar en las Cíes y allí descansó una temporada.


En la Edad Media fueron habitadas por monjes de diversas órdenes, también estuvieron los Normandos. En el siglo XI estuvieron allí los benedictinos, que las abandonaron y volvieron a finales del siglo XIII. En el siglo XIV se asentaron allí los franciscanos. También pasó por ahí la Orden de Cluny. De esta alternativa ocupación de las islas quedan como prueba los monasterios de San Estevo en la Isla do Faro y de San Martiño en la isla de su nombre.

jueves, 8 de diciembre de 2016

CASTRO DE BAROÑA

Este poblado de la Edad del Hierro constituye un ejemplo sumamente representativo de "castro costero". Está situado sobre una pequeña península de relieve abrupto y que se adentra en el mar. Aunque el yacimiento estuvo ocupado desde inicios de la segunda Edad del Hierro hasta bien entrada la época romana, su apariencia actual tendría su origen en el cambio de Era (s I a.C. - s I d.C.), momento en el que el asentamiento vivió una expansión urbanística y demográfica. Se estructura a partir de un complejo sistema defensivo, con una primera línea de foso y muralla que protege el istmo, seguida de otra que delimita los recintos habitacionales y alcanza características monumentales. Aquí se abre la entrada principal con la escalinata de acceso. 



La muralla principal, bien conservada, cuenta con dos lienzos. Uno de ellos, a la derecha, consiste en tres muros de mampostería que suben gradualmente y el de la izquierda es semejante al del istmo. A la derecha de la abertura de entrada hubo un cubo defensivo y los muros se estrechan, por lo que se supone que se cerraba con una puerta que no dejaría pasar los carros. Posiblemente, la muralla rodeaba el castro casi completamente.


La entrada al interior consiste en una rampa. La zona habitada se estructura en cuatro áreas. En la primera, a la izquierda hay una construcción en la que había un banco corrido o, según otra interpretación, un simple pilar. En ella se encontraban un fogón, un agujero para un poste y varias cazuelas de barro. Pudo ser una forja. Frente a la puerta de la muralla hay otras construcciones de planta oval con vestíbulo y otra que también pudo haber sido otra forja.
El sector siguiente está separado por un muro, que tal vez servía para contener la tierra, y se pasa a él subiendo unas escaleras, las mejor conservadas de entre los castros gallegos. Se distinguen un "barrio" de casas que delimita una "plaza" protegida del viento.


Un sendero lleva al sector más alto del poblado, en el que también hay construcciones.
El poblado debió de ser autosuficiente. Dentro del castro no hay agua, ni en manantiales ni en aljibes, por lo que debió ser preciso ir a buscarla al exterior. Se piensa que la alimentación tenía como principal fuente el mar: mariscos y pescados; también se consumían bóvidos, cabras y ovejas y bellotas.
Hay restos de metalurgia, trabajo de la piedra y de tejido.


En el interior, agrupados en tres plataformas, se encuentran más de treinta estructuras arquitectónicas que se adaptan a la accidentada topografía de la península y son de planta simple, de forma circular u ovalada. La mayoría serían viviendas, aunque algunas servirían como espacio para el desarrollo de actividades artesanales.


COMO LLEGAR 





Acceso



Desde Porto do Son se toma la C-550, dirección Ribeira. Pasados 4,5 km llegamos a Baroña. A mano derecha hay un indicador que reza Castro de Baroña, allí aparcaremos y tomaremos un camino al lado del Bar "O Castro" que desciende hacia la costa y conduce directamente al yacimiento.
Accesibilidad: andando. 
Aparcamiento en cercanías para coches y autobuses.


Distancia a ciudades

Santiago de Compostela : 52 Km | Lugo : 159 Km | A Coruña : 114 Km | Ferrol : 147 Km | Ourense : 177 Km | Pontevedra : 88 Km | Vigo : 122 Km




jueves, 1 de diciembre de 2016

FILLOAS

Las filloas, un dulce típico de Galicia, se preparan en la época de Carnaval o siempre cuando nos entre la morriña. Se trata de una receta de elaboración muy sencilla.
 

Ingredientes

1 l. de leche (con Caldo o agua también se suelen hacer)
500 gr. de harina
100 gr. de azúcar
2 huevos
Tocino de cerdo (o mantequilla)
Sal
Consejos: Puedes rellenar las filloas con mermelada de fresa, chocolate, caramelo, nata, frutas...o comerlas solas.


Preparación de las filloas gallegas

1. En un bol grande batir los huevos con un pellizquito de sal.
2. Agregar la leche y mezclar bien, después ir echando azúcar y removiendo hasta que se disuelva.
3. Ir añadiendo la harina poco a poco, removiendo bien para que vaya espesando sin que se formen grumos, hasta que se forme una masa líquida, que se denomina 'amoado'. Si quedan grumos se puede dar una pasada con la batidora durante unos segundos. Dejar reposar la masa durante una hora.


4. Calentar una sartén a fuego medio-alto. Echar un podo de tocino de cerdo (o mantequilla) en la base con un tenedor o papel de cocina, untando bien todo el fondo para que no se pegue.

5. Echar un cacito de masa en la sartén, hasta que se cubra el fondo. Cuando la superficie deje de estar líquida y los bordes se doblen, dar la vuelta a la filloa con ayuda de una espátula. Dejar un minuto hasta que se dore por el otro lado, sacar y rellenar.

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